Maria Elena Del Rasso

Maria Elena Del Rasso, 63, earned her wings on May 4, 2019.  She is survived by her beloved husband of 49 years, Luis Fernando Del Rasso; sons, Luis F. Del Rasso Jr (Angelica) and Cesar A. Del Rasso; daughters; Leslie Veronica Del Rasso (Arturo Caldera) and Idaly Balbastro; brothers: Carlos Ruiz and Alejandro Ruiz; sisters: Yolanda Gonzalez, Norma Martinez, Rosario Araiza, Martha Pacheco, Sara Vasquez, and Diana Ruiz; 12 grandchildren and 3 great-grandchildren.  She is preceded in death by her daughter, Maria Alexandra Del Rasso.  She will be greatly missed but never forgotten by all those whose hearts she touched.

“Yo soy la resurrección y la vida, El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá.” Jesucristo (Juan 11:25)

Amada familia, amigos y hermanos en Cristo, He tenido el privilegio de poder compartir unos pensamientos y recuerdo de nuestra muy amada hermana María Elena Del Rasso.  Una mujer admirable que ha dejado una profunda huella en los corazones de quienes la conocimos y convivimos con ella.  Una luchadora, incansable guerrera, muy abnegada y muy responsable de lo que ella consideraba sus obligaciones.  Tomo los retos que la vida le tenía reservados con mucho valor, amor y dedicación.  Una mujer capaz de correr la milla extra por todos y aun con todas las vicisitudes de la vida ser feliz. Viendo el lado positivo de las cosas.  Sin pedir nada a cambio, siempre estuvo dispuesta hacer sacrificios por los demás, trabajando incansablemente, una persona muy tenaz en todo.  Cuando se presentaba el lado oscuro de la vida, se enfrentaba con el escudo de la Fe por delante y manteniendo su fe más alto que sus expectativas, y únicamente confiando en el autor de nuestra fe, el Señor Jesucristo, en quien podía cambiar nuestras circunstancias.

Cuando la adversidad tocó su puerta la vimos sufrir día a día por la pérdida de su amada hija Alejandra. Fue cuando más Busco el consuelo de nuestro salvador, quien no la defraudó. Alejandra le heredo a una hermosa niña de dos armas, Idaly, quien pasó a ser una gran motivación en su vida y así poder superar esa gran pérdida. Así que hoy en día, Idaly es una gran persona que ama entrañablemente a su abuelita- madre de la cual sentía un gran orgullo de haberla llevado por los senderos de la vida y convertirse en la persona que es hoy en día. Idaly fue un hermoso regalo de Dios para ella. Sus últimos tiempos, Idaly se encargó de hacerle muy feliz paseándola, apoyándola en todos sus obstáculos. La llevó con todos y los hijos de Leslie a Disneylandia, a Puerto Peñasco y otros lugares e hicieron a mi hermana muy feliz. Sentía mucho orgullo y satisfacción por ella. 

Luis y Angélica sus hijos mayores siempre fueron un gran soporte y un Pilar fuerte en la vida ella. Podía confiar en ellos cuando los visitaba en Tucson Arizona. Preparaban un fiesta para ella, ya que les enseñó a todos sus hijos a comer bien. César vivió con ella sus últimos años. Lo cual sentía mucha paz tenerlo cerca de ella, además de ver a los hijos de El más seguido. Leslie la visitaba casi a diario y se encargaba de llevarla al doctor aparte de ayudarla, y juntas pasaban buenos momentos. Leslie tuvo que pedirle ayuda a su mamá para que sus hijos asistieran a la escuela Nogales Arizona.  Así que entre las dos criaron a sus nietos. Tremenda labor para ambas madres. Así que María siempre estuvo rodeada de su familia y amigos.

Recuerdo que nos reuníamos en las festividades del día de dar gracias, Navidad o cumpleaños y siempre con mucho amor preparaba el menudo, los tamales o lo que fuera. Siempre tuvo mucho orgullo de ser una gran cocinera. Pasábamos muy buenos momentos. Conocí a María interiormente y sé que ella entregó su corazón a Jesucristo. Lo cual nos llenó de gozo a todos. Así que muchos de nuestras conversaciones eran acerca de la vida espiritual. María Elena fue una mujer muy bondadosa y hospitalaria, siempre dispuesta a ayudar a los demás, se ganó el cariño y respeto de mucha gente. Sembró mucho amor y cosechó amor también. Ocasionalmente nos juntábamos, hermanos, hijos y nietos y nos juntábamos a comer en un restaurante chino. A ella le encantaba el beef broccoli o camarones. Nos pasábamos largas horas compartiendo y platicando. También le fascinaba que le llevara pollo frito de Tucson, se gozaba mucho las pechugas de pollo y ensaladas.

Gratos recuerdos: llenaría un libro de anécdotas sobre su vida. Pero por último quiero decirles que su partida nos ha dejado una profunda tristeza a mí y Lulú y sé que a todas las que la conocimos. Esperamos que el Dios de toda consolación, nos dé resignación para aceptar las designios de Dios y honrar en nuestra memoria a una mujer que impacto nuestras vidas y dejó unos hermosos recuerdos. Descansa en paz mi hermana María Elena.  Recordándoles que es sólo una separación temporal porque nos volveremos a ver en el paraíso donde estaremos para siempre. El señor te bendiga, te amamos para siempre.

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor: Jesucristo

About three weeks ago, we went on a trip to the beach. The night we arrived, my nana and I stood by the ocean and I mentioned to her that I was planning on getting a tattoo.  She asked me what it was going to be and I explained that it was going to be the outline of a wave. She proceeded to ask me why and I told her that, to me, it was a symbol of strength because of a quote that reminds me of her and out family.  The quote is “She is tossed by the waves, but she does not sink.” She told me that she liked it but that I should add a palm tree because they endure so much, but you always see them standing tall.  That although they are tossed around by the wind and rain, they almost always stand back up.  The conversation with her is one that I will remember for the rest of my life, because she was right.  She was strong and resilient, like a palm tree, no matter what she went through.  But she was strong and resilient because of her faith in God.  Because she always knew that he had a plan and he always took first place in her heart.  I feel that this is why it will be easier for us to let go of the pain.  We know, without a doubt, that God welcomed her with open arms and she is happier than ever before.